"Nothing in life is to be feared, it is only to be understood. Now is the time to understand more, so that we may fear less." Maria Skłodowska-Curie

Julieta

Julieta
Esplendor en la hierba

jueves, 10 de mayo de 2018

Mascotas. Amor, odio o cualquier otra cosa que hay por el medio

Hoy hemos ido con el colegio a visitar el refugio de animales del barrio. Los niños estaban hiperexcitados sólo con la idea de ver perritos y poder tocarlos. Con Julieta el tema de los animales resulta complicado. Estoy segura de que el contacto con una mascota podría hacerla mejorar ostensiblemente en su capacidad para relacionarse con otros niños entre otras cosas porque su reacción ante los animales es muy similar a la reacción que tiene con los niños en el parque. Los observa desde la distancia, no hay cosa en el mundo más interesante para ella en ese momento pero el problema viene cuando se acercan. Es demasiado para ella. No puedo decir claramente si es miedo o ansiedad pero la realidad es que escapa de ellos y busca cobijo en cualquiera que quiera alzarla en brazos.

Hemos trabajado las interacciones con los animales desde que Julieta tenía año y medio y he de decir que a pesar de haber mejorado mucho, todavía estamos lejos de lo que se dice una total familiaridad con los animales. Esta es ademas una de estas habilidades que parecen mejorar por un tiempo pero que, cuando te confías y dejas de trabajarla, parece que sufrimos una regresión. La primera forma de aproximación que recuerdo es pararnos por la calle a saludar a cualquier perrito de nuestros vecinos y tambien recuerdo su reacción de pánico e incomprensión. No importaban los esfuerzos que el dueño del animal o yo misma hacíamos para tranquilizarla ni todas las palabras o el tono que empleábamos para convencerla de que el perrito era amigable, Julieta no podía escucharnos. Precisamente este tipo de reacción ha sido lo que más nos ha animado a seguir trabajando porque las interacciones con animales son algo inevitable y por tanto lo mejor que podemos hacer por Julieta es trabajar su control emocional frente a ellas. Es decir, tu puedes hacer esfuerzos para no llevar a tu hija a ningún sitio donde hay animales pero un día y cuando menos te lo esperas, se te posa una paloma en la cabeza y la hemos liado. Descontrol, pánico, carreras sin sentido y pataleta...así que mejor trabajarlo mientras Julieta es pequeña y relativamente manejable.
Observando la reacción de pánico y bloqueo de Julieta delante de los animales pensé que tal vez necesitase una actividad más interactiva con los animales en la que estar entretenida y concentrada para que con suerte y sin darse cuenta, se sintiese cada vez más relajada en su presencia. Fue entonces cuando se me ocurrió ir a dar de comer a los animales que había en la ciudad.

Pues bien, desde entonces hemos ido a alimentar a las ocas del parque y, aunque parece que a Julieta le gusta mucho esta actividad, solo consigue hacerlo cuando las ocas le dan la espalda.  En el momento en el que se acercan a ella para pedir más pan, Julieta se asusta y se esconde. Es bastante frustante porque allí donde hay  una oca, Julieta nos empuja a ir hacia a ellas pero al mismo tiempo es evidente que les tiene temor.
Como con las ocas habiamos tenido estos resultados tan contradictorios decidimos probar con animales más pequeños a ver si el tamaño del animal podía ser determinante de la respuesta. Así que fuimos sucesivamente a alimentar patos, palomas y gorriones. Los pajaritos de Boston están en un perfecto estado nutricional gracias a nosotras pero la realidad es que no hemos hecho muchos avances con respecto al comportamiento que Julieta tiene con las ocas.
Julieta con los patos en el Boston Common. Octubre 2014

En este momento se hizo claro que había que escalar todavía mas el aprendizaje empezando por intentar entender qué era exactamente lo que a Julieta le daba miedo de los animales. La respuesta nos la dio ella misma. Durante un periodo de tiempo a Julieta le gustaba observar a las hormigas así que yo pensé que quizas ella no las identificaba como animales o que tal vez por su pequeño tamaño ella no las interpretaba como una amenaza. Así que me propuse usar a las hormigas como punto de partida e intentar generalizar esa, digamos, sensación de comodidad que Julieta sentia con las horamigas a otros bichos de tamaño similar. Por ejemplo arañas, mariquitas, escarabajos, caracoles..... Descubrí entonces que Julieta aceptaba las hormigas y los caracoles con facilidad y sin embargo escapaba de arañas y mariquitas así que empecé a pensar que tal vez sus miedos tenían que ver con lo impredecible del movimiento. Es decir, las hormigas tienen siempre un camino y los caracoles son tan lentos que son muy predecibles, las arañas sin embargo saltan rápidamente y las mariquitas vuelan cuando menos te lo esperas.
Tras un tiempo trabajando en esto, hemos llegado a la conclusión que es una cuestión de como Julieta percibe la velocidad de los demás con respecto a su propia velocidad. Julieta lleva en general un ritmo más lento y teme a los animales y a los niños porque ellos van más rápido y además tiene dificultades en predecir su trayectoria. Por ejemplo, Julieta es capaz de dar de comer sin miedo a las gallinas de la abuela cuando están dentro del gallinero porque sabe que no pueden moverse más allá del espacio de la cerca. Despues de 3 años de trabajo lleva bastante bien acariciar conejos o gatos especialmente cuando son pequeños y despues de 3 o 4 días en los que los observa y los mide. Tambien ha probado a acariciar perros de familiares conocidos o algun perro terapeuta que nos hemos encontrado en el Children's museum. Siempre lo hace por el flanco trasero y levanta la mano enseguida si los animales giran la cabeza pero es un comienzo.

Julieta con el gatito de la tia Arita. 2017
Julieta y Gorba. 2017




















Atesoro una foto de este verano en el que Julieta le dió un beso al perro de mi madrina por lo inusual de la escena.
Una joya en el verano del 2017. Julieta y Noski, amigos para siempre.







































He asumido que estas situaciones solo van a producirse tras un periodo de adaptación así que no creo que esto vaya a pasar nunca con animales que no conoce o con los que no tiene una interacción frecuente. De hecho, durante la visita al refugio de animales fué una sorpresa mayúscula cuando quiso tocar a las cobayas, pero tiene sentido porque estaban dentro de un redil en el que además había una voluntaria.

Ahora que llega el verano y los animales parecen estar por todas partes seguiremos trabajando las interacciones. De hecho estoy en la búsqueda de lugares donde practicar terapia con caballos en Massachussetes como una actividad con la que llenar las horas que las vacaciones escolares nos van a dejar libres. He oido cosas estupendas y pretendo hacer una entrada más específica cuando lo probemos. Aunque soy consciente de que puede ser dificil para Julieta, como siempre os he dicho, yo siempre presumo que ella podrá así que sin presiones ni agobios vamos a probar.

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